Hierba de San Juan
LA NOCHE DE SAN JUAN

Hay dos momentos del año en los que la distancia angular del Sol al ecuador celeste de la Tierra es máxima. Son los llamados llamados Solsticios de Verano e Invierno. El de verano es el gran momento del curso solar y -a partir de ese punto- comienza a declinar.
En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba "puertas". La "puerta de los hombres", según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio), hoy la Noche de San Juan, y la "la puerta de los dioses" al solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre), hoy la Noche de Navidad.

Orígenes Paganos:

Como casi todas las principales fiestas cristianas, sus origenes son paganos. Antes de cristianizarse la noche de San Juan, los pueblos de Europa encendían hogueras en sus campos para ayudar al Sol en un acto simbólico con la finalidad de que "no perdiera fuerzas". Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días, entre ellas, nuestra Hierba de San Juan. Uno de los antecedentes de esta festividad es la celebración celta del Beltaine, que se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba "fuego de Bel" o "bello fuego" y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor atendidas.
Las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. Los romanos, por su parte, las dedicaros a la diosa de la guerra Minerva saltando tres veces sobre las llamas de las hogueras.

¿Por qué San Juan Bautista?:

San Lucas narra en su Evangelio que María, en los días siguientes a la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo. Desde entonces se señaló esta noche como la de San Juan, muy próxima al solsticio de verano, heredando las prácticas, ritos, tradiciones y costumbres cuyos orígenes son inmemoriales en toda Europa y se han extendido por muchos pueblos de América. Lo paradójico del asunto es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento del Bautista, que en realidad no debería festejarse porque el dies natalis de los santos es el de la muerte. En el Evangelio de San Lucas se cuenta que su padre, el sacerdote Zacarías, había perdido la voz por dudar de que su mujer, Isabel, estuviera en cinta. Sin embargo en el momento de nacer San Juan la recuperó milagrosamente, como se lo había predicho en ángel Gabriel. Rebosante de alegría, la tradición dice que encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica.

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